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La Vida en general

  • El alma crece hacia adentro.
  • La vanidad no es afirmación, sino interrogación.
  • Amor u odio no son creadores, sino reveladores, de calidades que nuestra indiferencia opaca.
  • Envejecer con dignidad es tarea de todo instante.
  • Civilizar es enseñar a utilizar lo inferior sin estimarlo.
    Ser civilizado es no confundir lo importante con lo meramente necesario.
  • Es sobre las antinomias de la razón, sobre los escándalos del espíritu, sobre las rupturas del universo, sobre lo que fundo mi esperanza y mi fe.
  • La disciplina no es tanto una necesidad social como una urgencia estética.
  • Dignidad humana es lo que se adquiere al luchar contra si mismo. Lo que no provenga de un conflicto es bestial o divino.
  • El problema autentico no exige que lo resolvamos sino que tratemos de vivirlo.
  • No hay victoria espiritual que no sea necesario ganar cada día nuevamente.
  • Hay que pedirle a la vida que nos deje vegetar porque solo asi podemos florecer
  • Busquemos la rutina, la obscuridad, el silencio. Una existencia extravagante solo no es grotesca cuando el destino se la impone a un alma rebelde al exceso
  • La soledad es el único arbitro insobornable
  • Mi verdad es la suma de lo que soy, no el simple resumen de lo que pienso
  • Elegancia, dignidad, nobleza, son los únicos valores que la vida no logra irrespetar.
  • La lectura es droga insuperable, porque más que a la mediocridad de nuestras vidas nos permite escapar a la mediocridad de nuestras almas.
  • “Dignidad del hombre”: hacer todo lentamente.
  • La inquietud es consecuencia de una fe excesiva en la estabilidad de las cosas
  • El hastío no es fruto de la posesión prolongada sino del contacto fugaz con mil objetos
  • La resignación al error es el principio de la sabiduría.
  • Nadie debe atreverse, sin temblar, a influir sobre cualquier destino.
  • Lo que no crece ignorado crece deforme.
  • Solo debemos consagrarnos a cusas que la derrota deje intactas
  • Nunca fomentemos el mal para que de su exceso nazca el bien. Si es lícito esperar milagros, no es licito hacer boberías.
  • La lucha contra el desorden es más noble que el orden mismo.
  • Basta contestar una gran pregunta para parecer grotesco… ¿qué opina usted del amor, de la vida, del arte?
  • Con buen humor y pesimismo no es posible ni equivocarse ni aburrirse.
  • La vida es taller de jerarquías. Solo la muerte es demócrata.
  • ¿Mis hermanos?, si. ¿Mis iguales?, no. Porque los hay menores y los hay mayores.
  • Solo nosotros mismos podemos envenenar las heridas que nos hagan.
  • Vivir con lucidez una vida sencilla, callada, discreta, entre libros inteligentes, amando a unos pocos seres.
  • El hombre se vive a sí mismo como angustia o como creatura.
  • Nada tan difícil como aprender que la fuerza, también, puede ser ridícula.
  • El alma es la tarea del hombre.
  • El bárbaro, o totalmente se burla o totalmente venera.
    La civilización es sonrisa que mezcla discretamente ironía y respeto.
  • El alma debe abrirse a la invasión de lo extraño, renunciar a defenderse, favorecer al enemigo, para que nuestro ser auténtico aparezca y surja, no como una frágil construcción que nuestra timidez protege, sino como nuestra roca, nuestra granito insobornable.
  • Escucho toda prédica con involuntaria ironía.
    Tanto mi religión como mi filosofía se reducen a confiar en Dios.
  • La serenidad es el fruto de la incertidumbre aceptada.
  • Sabio es el que no ambiciona nada viviendo como si ambicionara todo.
  • Sin dignidad, sin sobriedad, sin modales finos, no hay prosa que satisfaga plenamente.
  • La buena educación no es, finalmente, sino la manera como se expresa el respeto.
    Siendo el respeto, a su vez, un sentimiento que la presencia de una superioridad admitida infunde, donde falten jerarquías, reales o ficticias pero acatadas, la buena educación perece.
    La grosería es producto democrático.
  • Nadie se halla buscándose meramente a sí mismo.
    La personalidad nace del conflicto con una norma.
  • Madurar es ver crecer el número de cosas sobre las cuales parece grotesco opinar, en pro o en contra.
  • La disciplina no es tanto una necesidad social como una urgencia estética.
  • Con buen humor y pesimismo no es posible ni equivocarse ni aburrirse.
  • Para ridiculizar lícitamente el espectáculo de las ambiciones ajenas, se requiere previamente estrangular las nuestras.
  • Hay vicios de arcángel caído y vicios de simple plebe infernal.
  • A la vida no podemos ni ponerle condiciones ni recibirle todo lo que da.
  • Debemos resignarnos a que nada dure, pero negarnos a acelerar su fin.
  • Sólo logramos decir lo que queremos, cuando casualmente decimos lo que debemos.
  • Nunca podemos contar con el que no se mira a sí mismo con mirada de entomólogo.
  • El castigo del que se busca es que se encuentra.
  • No soy un intelectual moderno inconforme, sino un campesino medieval indignado.
  • Quien mira sin admirar ni odiar, no ha visto.
  • No existe individuo que, al medirse desprevenidamente a sí mismo, no se descubra inferior a muchos, superior a pocos, igual a ninguno.
  • El hombre no es sino espectador de su impotencia.
  • Tratemos, al envejecer, de asumir actitudes que nuestra adolescencia hubiese aprobado y de tener ideas que no hubiese entendido.
  • La ética debe ser la estética de la conducta.
  • La sabiduría se reduce a no olvidar jamás, ni la nada que es el hombre, ni la belleza que nace a veces en sus manos.
  • El mejor paliativo de la angustia es la convicción de que Dios tiene sentido del humor.
  • La imaginación es el único lugar en el mundo donde se puede habitar.
  • La pasión más ardiente no engaña, si conoce la inadecuación de su objeto.
    El amor no es ciego cuando ama locamente, sino cuando olvida que aún el irreemplazable ser amado sólo es una misteriosa primicia. El amor que no se cree justificado no es traición, sino propedeútica.
  • El egoísta posiblemente no sepa lo que le conviene, pero no actúa, por lo menos, como si supiera lo que conviene a los demás.
  • Sólo sabemos portarnos con decencia frente al mundo cuando sabemos que nada se nos debe.
    Sin mueca dolorida de acreedor frustrado.
  • Si no jerarquizamos, acabamos siendo injustos con todo. Hasta con lo que fuimos, o con lo que somos.
  • Dios nos preserve de la pureza, en todos los campos.
    De la madre del terrorismo político, del sectarismo religioso, de la inclemencia ética, de la esterilidad estética, de la bobería filosófica.
  • La lealtad es la música más noble de la tierra.
  • Para preservarnos del embrutecimiento, basta evitar conversaciones de jóvenes y diversiones de adultos.
  • Sus contradicciones definen menos al individuo que la manera como se acomoda en ellas.
  • La voluntad le es concedida al hombre para que pueda negarse a hacer ciertas cosas.
  • Ni improvisación en sí, ni meditación en sí, logran mayor cosa.
    En realidad, sólo vale el fruto espontáneo de meditaciones olvidadas.
  • Para no vivir deprimido en medio de tanta opinión tonta, conviene recordar en todo instante que las cosas obviamente son lo que son, opine el mundo lo que opine.
  • La tolerancia ilimitada no es más que una manera hipócrita de dimitir.
  • El día se compone de sus momentos de silencio.
    Lo demás es tiempo perdido.
  • La vocación auténtica se vuelve indiferente a su fracaso o a su éxito.
  • La vida es un combate cotidiano contra la estupidez propia.
  • El mundo se llena de contradicciones cuando olvidamos que las cosas tienen rango.
  • Hay algo definitivamente vil en el que no admite sino iguales, en el que no se busca afanosamente superiores.
  • La decisión que no sea un poco demente no merece respeto.
  • Sólo lo inesperado satisface plenamente.
  • Los reaccionarios les procuramos a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia.
  • La soledad nos enseña a ser intelectualmente más honestos, pero nos induce a ser intelectualmente menos corteses.
  • La dicha camina con los pies desnudos
  • Todos tenemos llave de la puerta que se abre sobre la paz luminosa y noble del desierto.
  • Al subjetivismo petulante del que se cree medida se contrapone el subjetivismo humilde del que se niega a ser eco.
  • Al individuo auténtico no es posible sumarlo, sólo es posible ordenarlo.
  • Una ambición extrema nos protege del engreimiento.
  • Más vale ver insultado lo que admiramos que utilizado.
  • No es a resolver contradicciones, sino a ordenarlas, a lo que podemos pretender.
  • Saber leer es lo último que se aprende.
  • Siempre hay Termópilas en donde morir.
  • De lo importante no hay pruebas, sino testimonios.
  • Tan sólo entre amigos no hay rangos.
  • La mano que no supo acariciar no sabe escribir.
  • Morir es el signo inequívoco de nuestra dependencia. Nuestra dependencia es el fundamento inequívoco de nuestra esperanza.
  • La persona que no sea algo absurda resulta insoportable.
  • Vivir nos exige llegar a conclusiones, pero no que confiemos en ellas.
  • No nos quejemos del suelo en que nacimos, sino de la planta que somos.
  • El dolor labra, pero sólo el conflicto ético educa.
  • La superior de la ética no trata del comportamiento moral, sino de la calidad del alma.
  • Todos debemos resignarnos a no bastar primero y a sobrar después.
  • La imposibilidad de encontrar soluciones nos enseña que debemos consagrarnos a ennoblecer los problemas
  • Educar no es transmitir recetas, sino repugnancias y fervores.
  • Hombre decente es el que se hace a sí mismo exigencias que las circunstancias no le hacen.
  • Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos, sino en admitir que el mundo no está obligado a colmarlos.
  • Todo el mundo se siente superior a lo que hace, porque se cree superior a lo que es. Nadie cree ser lo poco que es.
  • Gastamos toda una vida en comprender lo que un extraño comprende de un vistazo: que somos tan insignificantes como los demás.
  • Muy pocos se comportan con la discreción adecuada a su insignificancia.
  • Nada nos sobra. Todos sobramos.
  • Creer en Dios, confiar en la naturaleza, mirar con malicia.